Buenas a todos, hoy incluiremos en nuestro apartado de Formación política un contenido de especial importancia tanto en nuestro ámbito como fuera de él. Se trata, como no podría ser de otra manera, de un fragmento seleccionado del libro " ¿QUÉ ES SER NACIONAL REVOLUCIONARIO?". Ha sido escrito y publicado por Juan Antonio Llopart Senent hace relativamente muy poco tiempo, nosotros lo adquirimos en las pasadas Jornadas de la Disidencia que se celebraron en Madrid. Sin duda alguna, os animamos a que compreis libros disidentes, que hoy en día son nuestra mejor arma para cultivar nuestra mente y espíritu.
Sin mas que comentar, os dejamos primero con un extracto del prólogo escrito por Ramón Bau que lo podéis encontrar en la contraportada de dicho libro. A continuación, reproducimos un fragmento interesante del libro.
[...] Si a esta deformación del lenguaje fomentada por la prensa del sistema, añadimos el desmadre interno de cada ideología, provocada por necios y locos, tenemos servido el problema de definirnos o no como " Nacional Revolucionarios". Para ello hay que desprenderse de los tópicos de la prensa pero también de las desviaciones y neurosis de muchos que se asignan ese nombre sin calidad ni mérito alguno para ello.
[...] Este libro era pues, no solo necesario, sino imprescindible, una primera piedra para limpiar el camino del mundo NR. Para ello el libro aborda el tema en dos fases muy bien definidas: primero un análisis del espacio en el que aparece y debe desarrollarse el movimiento NR y en la segunda los textos esenciales para definir su ideología de una forma seria y concreta.
[...] Hoy el trauma es al revés, como dice el texto "muchos se sentían traicionados por algunas personas que se decían NR y que habían dado un giro de 180 grados a sus ideas abrazando los postulados de la Derecha Nacional", el electoralismo oportunista y la dificultad revolucionaria ha llevado a que la palabra NR esté a veces en el corral de meros "nacionalistas", mientras por otro lado se olvida lo que este texto de Llopart nos recuerda: los valores.
Contra ello actúa este libro, tratando de establecer unas bases mínimas de ideas, al menos elimnar la morralla más claramente molesta con careta NR.
El mundo NR no es una línea estrecha pero tampoco puede ser una bolsa de diversidades sin límites, y este libro ayuda en esa definición de límites y valores esenciales.
Acabado ya este fragmento del prólogo para mayor comprensión de los lectores, os dejamos con "Los ejes de combate" de Jeune Garde (1987), concretamente con su introducción correspondiente, y con los apartados de "Imperio" y "Estado" sucesivamente.
Introducción. Saber lo que se quiere y no lo que se prefiere.
"Sin dioses ni amos, estando aquellos muertos, no habiendo nacido aún éstos, solo tenemos nuestra juventud."
Pierre Drieu La Rochelle
"Prefiero los americanos a los soviéticos", "hay menos negros en Moscú que en Washington", "más vale Hitler que Léon Blum", "Chirac es más patriota que Marchais", "los socialistas son unos payasos pero no se han aliado con la extrema derecha..."
Estas muestras de la siniestra variedad de versiones, que ese monstruo del lago Ness que llaman "Opinión" deja ir invariablemente en todas las épocas, son una especie de trampas que es preciso desmontar cuando se intenta, con ocasión de este número especial, darle forma a la fe irracional que nos anima.
Luchar por una Francia y una Europa poderosas, bellas, heroicas y trágicas, no es elegir constantemente entre males menores sobre los que no poseemos ninguna influencia, sino que ante todo es crear conciencia de la necesidad vital para nuestro continente y para todos sus aliados tradicionales o potenciales en el mundo de un cambio radical de valores, de una inversión de los procesos de decadencia que parecen irremediables y de los que tanto el pasadismo y el modernismo son sus vectores.
Lo importante no es saber si actualmente podemos hacer alguna cosa en un país completamente pasivo y adormecido: lo importante es ser conscientes de que éste es nuestro deber, que Europa no tiene más que dos posibilidades: la desaparición total mediante la fusión vodka~cola, o el renacimiento imperial, mediante el cual, al asimilar positivamente la herencia de los grandes europeos, desde Licurgo a Ungern Khan pasando por Alejandro Magno, Federico de Hohenstaufen y Luis XI construirá la Gran Nación integral.
Estas ideas son las bases desde las cuales luchamos, además de fundamentarse en el propio genio de los europeos, no poseen un menor valor universal ya que se sobreentienden en el combate de otros continentes por grandes conductores de pueblos como Sandino, Nasser, Perón y hoy Edén Pastora o el comandante Masud.
Es decir, que nuestros principios de acción no son elucubraciones de intelectuales cobardes, retorcidos y timoratos, procedentes de viejos stocks de importación, sino una trama esencial sin la cual no pueden haber grandes pueblos ante la eternidad, trama sobre la cual se injerta un espíritu europeo modelado por cuatro mil años sucesivos de períodos de grandeza y declive.
Para Gustave Le Bon "pasar de la barbarie a la civilización, persiguiendo un sueño, luego declinar y morir cuando ese sueño ha perdido su fuerza, tal es el ciclo de la vida de un pueblo".
Es al rechazar el modo de ejecutar a Europa como nosotros preparamos su resurrección.
Imperio. Acabar con la europa de los protectorados.
"Tenemos voluntad de Imperio"
Jose Antonio Primo de Rivera
Nosotros, militantes de la Joven Guardia, creemos en la suprema realidad de Europa. Fortalecerla, elevarla y engrandecerla es la más acuciante tarea colectiva de todos los europeos.
Los intereses de los individuos, de los grupos y de las clases tendrán que plegarse inexorablemente a la realización de esta tarea.
Afirmamos que el devenir histórico de Europa es el Imperio. Reclamamos para ella un sitio preeminente en el mundo; no admitimos ni el servilismo internacional ni la mediación de los extranjeros.
Para la Joven Guardia, el primer deber de un europeo es no aceptar el destino (o más bien el no destino) reservado a los europeos desde hace ya décadas.
Es inadmisible y criminal resignarse al reparto de Europa, presentado por sus protectores como ineluctable, en dos zonas de influencia y de esclavitud.
La condición de europeo implica necesaria e intrínsecamente rechazar los cantos de sirena internacionalistas de la División internacional del trabajo, del autodenominado intercambio cultural ( ya que no puede haber intercambio entre culturas que ya no existen).
Europa debe alzarse frente a los imperialismos:
1. El nacionalismo comunitario combate a las ideologías materialistas con finalidades mundialistas, luego imperialistas, encarnadas por el comunismo, el capitalismo y sus avatares.
2. Somos los mayores enemigos del imperialismo. Nuestro combate es ante todo un combate anti imperialista y es forzoso constatar que, si los pueblos americano y ruso no son nuestros enemigos, los sistemas que les dirigen son las principales potencias imperialistas que, en el momento actual, se oponen al futuro de la nación europea Una, Grande y Libre.
3. El imperialismo soviético, en primer lugar, porque es el más visible: desde 1917, poco a poco ha ido royendo y sometiendo a la mitad de nuestro continente. Este imperialismo se manifiesta ante todo en los campos ideológico y militar.
La mitad de Europa, desde el telón de acero llegando hasta Ucrania, está bajo su dominio. Para construir la Unidad europea y liberar a nuestros hermanos del Este, es preciso destruir la ideología comunista.
4. Más insidioso es el imperialismo americano, ya que actúa en primer lugar, sobre la conciencia de nuestros pueblos (imperialismo cultural) y porque maneja los hilos de nuestra economía.
Después de habernos desposeído de nuestras almas a través de la OCDE, de la Comisión Trilateral, y de las multinacionales, el imperialismo americano, se ha apoderado de nuestros bienes y de nuestro libre albitrio económico. Las decisiones no se toman ni en París, ni en Bruselas sino principalmente en Wall Street. En el plano militar, lo mismo: El Pentágono decide por nosotros.
Las masacres de Dresde y de Hamburgo en 1945 tuvieron como finalidad, hacer creer a todos los europeos que eran débiles y que, sin el ejército americano, no eran nada. Nosotros combatimos ese mito y esa mentira: Europa es un coloso que no sabe; así que para construír la gran Europa, hemos de liberarnos del imperialismo capitalista de los Estados Unidos.
5. La Nación Europa, en su edificación, se desvinculará de las decisiones que fueron tomadas con ocasión de las grandes conferencias relativas al reparto del mundo en zonas de influencia entre 1943 y 1945 (Teherán, Yalta, Bretton, Woods, Postdam, San Francisco...) y sobre todo del gran engaño de los acuerdos de Helsinki que, en 1975, bajo el pretexto de vagas promesas sobre los derechos humanos en los países del Este, forzaron a los europeos del Oeste, a confirmar las fronteras artificiales impuestas a Europa por los dos grandes al final de la segunda guerra mundial.
6. Concretamente, exigimos la retirada de todos los países de la Europa occidental de las organizaciones mundialistas y en primer lugar de las Naciones Unidas y de la OTAN. Europa, en la construcción de su unidad, asegurará por sí misma la defensa de sus fronteras, dentro de las cuales, una vez liberados, nuestros hermanos del Este hallarán su sitio.
Estado. Ser demócrata aplastando a los oligarcas
"Votad a Vatius, todos los borrachos votan por él..."
Inscripción hallada en Pompeya.
La democracia es, en su momento actual, una impostura y una mentira que permite a una minoría legimitar su dominio sobre nuestros pueblos. Cuando hombres sin ideal ni audiencia como Stirm, Lecanuet, o Dassault, son llevados a representar al pueblo, cuando Albin Chalandon gasta veinticinco millones de francos para ser elegido en el Norte, cuando los tecnócratas reemplazan a los patrones del derecho divino o cuando Roger Hanin pone los coches en el depósito, es evidente que tras los términos sagrados "democracia", "derechos humanos", o "servicio público" (sustituto del poder público) no se halla la etimología griega de la palabra demo cracia (poder del pueblo) o la raíz romana de la república (cosa del pueblo), sino la oligarquía político financiera que, inventando falsos enfrentamientos derecha/izquierda destinados a dividir a los franceses (caso Dreyfus, resistencia/colaboración, guerra de Argelia, querella escolar, etc.) mantiene su poder del mismo modo que el corrupto Estado italiano se sirve del terrorismo como instrumento de estancamiento.
Ya que la democracia se impone como religión universal (Pinochet y Gorbachov son demócratas), estamos obligados a no caer en esta trampa hipócrita y criminal.
Consecuentemente somos los defensores de la democracia etimológica y reclamamos:
1. La publicación y sobre todo el control de las cuentas y de los fondos de los partidos políticos, y los sindicatos.
2. La disolución de todos los partidos sindicatos, mutuas, sociedades de economía mixta, grupos de presión, etc. vinculados a poderes del dinero y/o a intereses extranjeros.
3. La pérdida de la nacionalidad francesa y la expulsión de cualquier persona que haya ejercido funciones en la categoría designada en el punto 2.
4. La expulsión inmediata y definitiva de los especuladores, traficantes de mano de obra inmigrante (patrones incluidos), empresarios que donan dinero a los partidos políticos (comprendiendo la publicidad dada en sus periódicos), agentes de compañías multinacionales.
Conocimientos. Echar a los mercaderes de las universidades.
"Se nos quiere con los estigmatizados de las grandes escuelas, yo les quiero con los estigmatizados por la vida. Saber si tiene cátedra de sol. Si poseen grados de desesperanza".
Jean Giono
El sistema universitario francés debe ser globalmente denunciado pues no sirve para nada. Se aprende de todo en las universidades, salvo lo que se debería aprender (ejercer realmente una profesión, y al mismo tiempo poseer elementos de reflexión calcables sobre las situaciones más diversas).
Las cuestiones enseñadas son, en los primeros años, tratadas microscómicamente, evitando cuidadosamente inculcar, más allá de los conocimientos técnicos evidentemente indispensables, la menor visión global de las materias.
Cambiar la Universidad, pasa por:
1. Por una selección que se atreva a decir su nombre. No le reprochamos al sistema actual ser "seleccionista", le reprochamos que está de una manera hipócrita en la base del alargamiento estéril de los estudios universitarios, luego de la selección por el dinero, lo que es el colmo para un gobierno que dice ser de izquierdas, pero tal es la consecuencia inevitable de la desvalorización de los diplomas.
2. Por una planificación de aquellos que salen de la enseñanza superior. No queremos una Universidad de bruces frente a los futuros empleadores, sino que queremos que los diplomas permitan acceder al empleo.
3. Por una mejor integración de la Universidad en la Nación, por un mayor vínculo entre la Universidad y la vida nacional bajo todos sus aspectos, lo que supone acabar con el espíritu de secta y de casta de los tecnócratas débiles e inútiles de la calle Grenelle al mismo tiempo que los privilegios estériles de los mandarines.
4. Por una formación humana que prepare a los estudiantes, futuros cuadros de la Nación, para asumir responsabilidades que no sean solamente técnicas sino también sociales y nacionales.
5. Por una apertua europea de la Universidad (reconocimiento de los diplomas, integración universitaria de las divisiones de organización en el seno de un organismo europeo) y, simétricamente, la exclusión total de todos los estudiantes no europeos (a excepción de los habitantes de Québec y los acadianos, evidentemente): es en efecto escandaloso que Francia, bajo el pretexto de la cooperación y de una francofonía no obstante decadente en el interior mismo del país, proteja y engorde, mientras que la enseñanza superior está, dicho sea, en ruinas, a las pseudo élites tercer mundistas que, de regreso a sus lujosos palacios, matan de hambre a sus pueblos, arruinan sus economías y destruyen los modos de organización y las tradiciones específicas.
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