Casi de madrugada llegaban los más tempraneros al aeropuerto de Barajas. Reunido el grupo que debía tomar el primer avión en uno de los pasillos interminables de la T4, comenzaron las llamadas telefónicas para apremiar a los rezagados y para advertir a nuestros amigos melillenses que enseguida estaríamos con ellos. El vuelo mañanero transcurrió con normalidad mientras desde otros puntos de la Piel de Toro y por otros medios también partían simpatizantes falangistas.
Hemos tenido la suerte inmensa de encontrarnos catalanes, castellanos, gallegos, malagueños, granadinos, canarios, onubenses o madrileños celebrando el día de la Hispanidad. Y lo hemos hecho, como se había anunciado, en Melilla a pesar de las trabas de su gobierno.
El esfuerzo logístico (y económico) de los que se han desplazado ha merecido la pena con creces. Ha sido para todos nosotros un honor celebrar la Hispanidad con nuestros compatriotas de Melilla. Hemos tenido ocasión de conocer una ciudad maravillosa y con mucho encanto donde nos hemos encontrado con cariño y respeto por parte de una población orgullosa de ser española y de celebrar el día de su Patria.
Ni tan siquiera la sombra que representan sus gobernantes ha tenido importancia. El intento de boicot, de coartar nuestra libertad de expresión por parte de Juan José Imbroda ha sido inútil. La Falange ha desarrollado el acto con sus propios medios y, lo que es verdaderamente importante para nosotros, con la solidaridad y la ayuda de muchos melillenses a los que agradecemos su ayuda.
En presencia de todos los medios de comunicación locales hemos tenido la ocasión de escuchar tres discursos brillantes. En primer lugar, el historiador y Caballero Legionario G. de Rocafor ha subrayado la importancia trascendente del concepto de Hispanidad y la vocación universal de la gran España en la Historia.
Después, con su camisa azul, intervino Ignacio Menéndez, también Caballero Legionario. El que fuera nuestro Secretario Nacional de Acción Política estuvo rotundo, contundente y firme en su discurso como lo será la querella que, según se hizo público en este mismo acto, tenemos intención de interponer contra la profanación del Valle de los Caídos. La experiencia jurídica de nuestro Nacho Menéndez defendiendo la Historia con mayúsculas nos hace pensar que quizá conquistemos un poco de justicia.
Cerró el acto el discurso de nuestro Jefe Nacional. Manuel Andrino, que en los primeros momentos atendió a los medios de comunicación, arranco ovaciones a los cientos de espectadores melillenses y peninsulares al dirigirse al sátrapa de Marruecos en los términos que le son apropiados.
Al final, nuestro imprescindible Cara al Sol. Un buen colofón a nuestra celebración de la hispanidad con este himno de fervor patriota y aromas de milicia en esta ciudad con tanto apego a lo castrense.
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