En Libertad; así es cómo nos sentimos hace ahora un año. En Libertad para pensar, en libertad para decir, en libertad para trabajar y para pelear por un mundo nuevo, desde nuestra humilde tribuna. Han pasado ya 20 programas de La Gran Esperanza desde entonces y 45 desde el inicio; 20 sesiones de televisión y de radio en Libertad, con nuestros propios medios y sin apoyo ni espacio libre que no provenga de nuestros camaradas.
20 entrevistas, 20 “Verdades como Puños” y decenas de “Genios de España” que, en Libertad, decidieron acompañarnos durante todo este curso político que hoy terminamos, en total y absoluta Libertad e independencia.
Nada ha podido el silencio, el desánimo, el cerco de los poderosos, porque en nuestro proyecto había y sigue habiendo, un deseo incontenible de Libertad y un espíritu de lucha que no ha fallado en todo el año. Hoy nos hemos consolidado como un medio serio, comprometido, amplio, abierto; radical en los conceptos y en las ideas, pero educado, imparcial, atrevido y sobre todo Libre en los modos y en las formas.
Por eso hoy nos sentimos especialmente orgullosos de haber comenzado aquella andadura y haberla traído hasta aquí, entre el respeto de los más, la indiferencia de algunos, y los insultos de los menos.
Hoy, apenas a unas horas del Santo Patrón de España, seguimos fieles a nuestro estilo y hablaremos de ayer, de hoy y de mañana.
Hoy, una vez más, impediremos que la mentira y la falacia que algunos llaman Memoria Histórica, avance sin oposición entre las nuevas generaciones. Y que quienes se presentan ante el mundo como “verdaderos” demócratas, muestren sus aristas más ocultas, sus pecados más profundos, su inexistente arrepentimiento, su negación de la verdad.
Estos que se llenan la boca de “reparación”, de “reconciliación” y de “restitución”; estos que pasean sus nauseabundos huesos por emisoras de radio y televisión y que lucen sobre sus frentes los distintivos de la más alta magistratura universitaria, están podridos por dentro, llenos de rencor, quizá porque no pueden olvidar que no han sido decentes y fieles ni consigo mismos.
Y es que quien traiciona a su propio padre, vende a sus propios compañeros, hace asesinar a sus camaradas siguiendo las directrices soviéticas a las que prestó servidumbre, ¿qué impedimento puede encontrar en mandar asesinar a miles de víctimas inocentes? ¿Quién le puede impedir mentir, reinventar, negar y volver a escribir su vida y su obra?
Nosotros, de la mano de nuestro invitado, una vez más mostraremos a Santiago Carrillo como lo que es. Y una vez más retaremos a las instituciones de la Memoria Histórica a que se enfrenten, con nosotros, cada uno con nuestros fantasmas. Porque a nosotros ya no nos queda rencor, pero sí una inmensa sed de Justicia.
Pero si de hoy hemos de hablar, sin duda hablaremos, de nuevo, de Libertad con mayúsculas; hablaremos de ejemplo, de dignidad, de valentía, de constancia, de lucha, de exilio, de pasión, de prisión y de destierro.
Porque cuanto más adentro, más abajo, más lejos han sido encerrados, más libres han sido por dentro; más ejemplo para un mundo enajenado, tibio, cobarde, silencioso y de mirada esquiva.
Ellos son la resistencia, la libertad y la admiración del mundo. Hoy, ahora, en el siglo XXI, las mismas doctrinas, los mismos miserables que inspiraron el terror rojo en España, lo hacen hoy, con los mismos métodos, en otro lugar del mundo hispano.
Cuando ellos padecen prisión, cuando ellos durante décadas, generación tras generación se plantan, sus mujeres, sus damas se visten de blanco y luchan, luchan y luchan sin descanso por la dignidad de su patria, de sus hombres y por la Libertad de Cuba.
Hoy viviremos y beberemos su ejemplo. Y quizá oyéndoles, podamos entender mejor porqué el proyecto de ingeniería social que, lenta pero inexorablemente, lleva adelante Zapatero, es tan perverso y tan peligroso. Porque Zapatero, que inocula su plan desde la Educación para la Ciudadanía, que dinamitó la familia tradicional con las leyes de matrimonio homosexual, que acaba de aprobar la ley de asesinato infantil más perversa de la historia de España aún no se ha dado por satisfecho y viene ahora a por la libertad religiosa.
Parafraseando a Albert Leo Schlageter en su célebre frase “Cuando oigo hablar de cultura quito el seguro a mi Browning”, cabrá decir aquí, “Cuando oigo a Zapatero hablar de Libertad, otro cerrojo se cierra sobre nuestras celdas”.
Ni los Carrillo de ayer, ni los Castro de hoy, ni los Zapatero de mañana, doblegarán nunca nuestra enorme sed de justicia y nuestra lucha en libertad y por la libertad. Acomódense y escúchennos.
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