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domingo, 6 de junio de 2010

EL FRENTE NACIONAL SE OPONE A LA PROHIBICIÓN DEL BURKA Y DEL NIQAB

Mucho se está hablando estos días de la prohibición del burka y del niqab que algunos ayuntamientos están imponiendo en sus edificios públicos. Hasta el Partido Popular de Cataluña pretende llevar al Senado esta iniciativa. Este tipo de medidas, como la prohibición de los minaretes, cuentan con un amplio respaldo popular. Cada vez son más los europeos que ven en la inmigración islámica una amenaza a la identidad de sus países.

Sin embargo, detrás de este tipo de medidas aparentemente valientes, tal vez se escondan intenciones políticas orientadas en el sentido opuesto del que a simple vista apuntan.

¿Cuál es realmente el peligro inmediato, aunque no el único, que amenaza a nuestra civilización? Obviamente la inmigración masiva de individuos procedentes de países musulmanes y que profesan la religión islámica. ¿Se conjura este peligro prohibiendo a estos individuos el uso de determinadas prendas o la construcción de minaretes en sus mezquitas? Parece evidente que no.
Este tipo de medidas son puramente cosméticas y son los políticos del sistema quienes las están promoviendo como bálsamo para neutralizar la inquietud creciente que genera la inmigración islámica entre los ciudadanos de Europa.

Estas medidas no solucionan nada porque no se dirigen a atajar el problema, la inmigración, sino a camuflar su presencia. Se trata de aplicarles a los ciudadanos el viejo dicho de “ojos que no ven, corazón que no siente”. Convirtiendo a los inmigrantes en invisibles se intenta frenar el descontento que la inmigración genera en cada vez más amplios sectores del electorado. Y de paso, se pretende neutralizar el discurso anti inmigración de los partidos políticos patriotas e identitarios. El caso es comparable al de un médico que disponiendo de un tratamiento para curar una enfermedad, no se lo aplica al paciente y en cambio, le suministra fármacos que anulan los síntomas. El enfermo se cree curado porque su malestar desaparece, pero la enfermedad sigue en su organismo más peligrosa que nunca, porque neutralizados los síntomas, se desarrolla sin que el paciente lo note… hasta que ya es tarde.

A los inmigrantes musulmanes se les puede prohibir el burka, el niqab y los minaretes. Se les puede prohibir también la chilaba, pero ¿se les puede prohibir tener hijos? Mientras la población islámica de Europa siga creciendo al ritmo actual, cualquier prohibición que se les imponga está condenada a ser temporal. Cuando su peso demográfico sea decisivo e irreversible, volverán los minaretes y los burkas.

Nosotros, desde el Frente Nacional, apostamos por solucionar el problema. Es preciso cerrar las fronteras a la inmigración, impedir que los hijos de los inmigrantes obtengan la nacionalidad española y repatriar a todos los ilegales. Mientras esto no se haga, ni haya intención de hacerlo, es preferible que los españoles y los europeos sean conscientes de la invasión que sufren y de que, gracias a las suicidas políticas de inmigración de sus gobiernos, acabarán convertidos en parias en sus propios países.

Mientras los musulmanes estén aquí, queremos que se les vea. Es más, exigimos que se les vea.

Más info en Frente Nacional

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