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jueves, 1 de octubre de 2009

Tácticas de Control y Manipulación del Sistema


El Club Bilderberg, la trilateral, el club de Roma etc. son organizaciones dictatoriales compuestas por los hombres más poderosos del mundo y creada para la imposición, a escala global, de una determinada visión del mundo, una forma de vida muy concreta. Para lograrlo utilizan diversas estrategias que podemos comprobar con facilidad en nuestro día a día. Este es el decálogo para esclavizarnos:

1.- La estrategia de la distracción.

El principal elemento de control social es la estrategia de la distracción. Consiste en despistar la atención de la opinión pública de los problemas realmente importantes y de las reformas decididas por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del bombardeo incesante de distracciones y de informaciones insignificantes.

La estrategia de la distracción es imprescindible para impedir que los ciudadanos se interesen por conocimientos esenciales de su propia historia, cultura, espíritu, etc. Mantener la atención de las personas en cuestiones mediocres o zafias (sexo, airear las intimidades de los famosillos previamente creados, mano ancha con las drogas, degenerar a los jóvenes etc.), y mantenernos lejos de los verdaderos problemas embelesados por temas sin la ninguna importancia. Mantener al público ocupado, sin tiempo para pensar; de vuelta a la granja con los otros animales.

2.- Crear problemas y después ofrecer soluciones

Este método es también denominado ‘problema-reacción-solución’. Se crea primero un problema previsto de antemano para originar una cierta reacción del público, a fin que este sea el demandante de medidas. Por ejemplo: Dejar que se desarrolle o intensifique la violencia urbana incluso fomentándola, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad abusivas que nos van robando poco a poco la libertad. O crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de derechos y servicios sociales. Ya estamos oyendo que las pensiones peligran.

3.- La estrategia de la paciencia o la guerra silenciosa

Para obligarnos a aceptar una disposición inaceptable, es suficiente aplicarla progresivamente durante unos años. Es de esa manera como condiciones socio-económicas radicalmente nuevas e injustas han sido impuestas durante los años 1980 a 2000. Desempleo, precariedad laboral, deslocalización, utilización de la inmigración para hacer bajar los salarios que ya no aseguran ingresos decentes, etc. Tantos cambios aplicados bruscamente habrían podido provocar una rebelión de los ciudadanos, del público, pero al ser paulatino se acaba convirtiendo en algo incapaz de movilizar a nadie. Por supuesto, los sindicatos, financiados por el propio Estado, nunca denunciarán nada al respecto.

4.- La estrategia del diferido

Otra manera de hacer aceptar una decisión que encontraría respuesta ciudadana es presentarla como ‘necesaria’, obteniendo el beneplácito del público para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. El esfuerzo no es desplegado inmediatamente y la gente tiene siempre tendencia a esperar de manera ingenua, así hemos sido adiestrados desde la infancia, que ‘todo será mejor mañana’ y que el sacrificio demandado podrá ser evitado. Todo esto deja más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y aceptarlo con resignación cuando llegue el momento. Un ejemplo sencillo y reciente: La implantación del Euro y la pérdida de soberanía económica han sido aceptados por los países Europeos en 1994-1995 para una aplicación en el 2001. Otro ejemplo: Si los ciudadanos, el público, rechaza la constitución europea, se impone maquillándola como ‘tratado’.

5.- Dirigirse al público como a niños pequeños

La mayoría de los anuncios publicitarios dirigidos al gran público utiliza un discurso, unos argumentos, unos personajes, y un tono particularmente infantil, como si el espectador fuera un niño. Cuanto más se intente engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantil. ¿Por qué? Porque si se dirige un mensaje a una persona como si tuviera 10 años, en razón de la capacidad de manipulación y sugestión, ella tendrá una respuesta o reacción también desprovista de sentido critico al igual que un niño de 10 años. Esto lo vemos cada día en la TV y pasa desapercibido para la mayoría del público.

6.- Utilizar el aspecto emocional para dirigir a la masa

Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para crear un vacío en el análisis racional, y por tanto hacer desaparecer el sentido crítico de las personas. Además, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o insertar ideas, deseos, miedos, mentiras de diseño, o inducir a determinados comportamientos. Por ejemplo, no se trata sólo de hacernos creer que no hay otra opción que votar al PP o al PSOE, al fin y al cabo gobernantes o aspirantes con muy pocas diferencias a nivel general, se trata de arrebatarnos la libertad de pensar e implantarnos el temor de que si no votamos hacemos algo malo.

7.- Crear una sociedad basada en la ignorancia y la idiotez

Se trata de hacer que el público sea incapaz de comprender las técnicas y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. Se trata de hacernos creer que no hay bueno ni malo, bonito y feo. Por ello, la educación debe ser lo más pobre o mediocre posible, de forma que se cree un sustrato social incapaz de pensar por sí mismo y que se deje dirigir por los poderes establecidos. Como decía Aldous Huxley ‘nos enseñan en qué pensar, no cómo pensar’. Un ejemplo evidente son las políticas de educación implantadas en España durante décadas o la muerte de la belleza y el Arte. En este caso también se aplica en cierta medida la estrategia del diferido.

8.- Promover al público a complacerse en la mediocridad

Lo vemos día si día también en la TV, en el cine, en las tiendas, en la publicidad, en las calles, en la moda. Se trata de promover que el público se encuentre feliz y satisfecho con el hecho de ser estúpidos, maleables, vulgares e incultos.

9.- Convertir la crítica en sentido de culpabilidad

Hacer creer al individuo que el solo es responsable de su desgracia, a causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en vez de rebelarse contra el sistema, el individuo se auto-devalúa y culpabiliza, lo que genera un estado depresivo del cual uno de sus efectos es la inhibición de la acción. Y sin acción los poderes fácticos tienen el campo abonado para continuar con sus fechorías y su dominio sobre los ciudadanos.

El resultado es que la depresión y otros trastornos psíquicos es la peor plaga que ha sufrido occidente en toda su historia. Y no espere que un psiquiatra le diga: Es normal que estés así, este mundo ya no está hecho para gente que piensa, que se pregunta, que está dispuesta a la acción, que no quiere comodidades sino pelea.

10.- Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos

En el transcurso de los últimos 50 años, los rápidos avances de la ciencia han generado una brecha creciente entre los conocimientos del público y aquellas poseídas y utilizadas por las elites dirigentes. Gracias a la neurobiología y la psicología aplicada, el sistema ha logrado un conocimiento avanzado de las reacciones psicológicas del ser humano. El sistema, así, ha llegado a conocer mejor al individuo común de lo que él mismo se conoce a sí mismo. El sistema posee un gran control y poder sobre los individuos, a los que ha ido controlando desde su niñez mediante la educación, la televisión, la publicidad, las subvenciones a determinadas ongés, la manipulación de la historia y el control de la información.

BALTASAR QUEIJA
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