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martes, 3 de marzo de 2009

El dueño de la librería Kalki niega actitudes xenófobas pero defiende el nacionalsocialismo


Piden hasta ocho años de cárcel para Óscar P. y otros cinco acusados por vender material de ideología nazi en el establecimiento.

El librero Oscar P., acusado de dirigir una organización nazi y de vender obras que justificaban el Holocausto, se ha confesado nacionalsocialista, pero ha renegado de la xenofobia y los movimientos "skins" insistiendo en que su interés por el Tercer Reich es meramente intelectual. En la Audiencia de Barcelona ha comenzado hoy el juicio contra Oscar P., propietario de la librería Kalki de Barcelona, y otros tres presuntos neonazis, entre ellos el presidente de la organización nacionalsocialista Círculo de Estudios Indoeuropeos (CEI), Ramon B.

La Fiscalía pide penas de hasta ocho años de prisión para los cuatro procesados, a los que acusa de difundir las ideas del genocidio mediante la edición y venta de centenares de libros que justifican el Holocausto nazi (justificar no, niegan el holocuento que es distinto y es lo que escuece a las organizacions sionistas personadas en la acusación), y de conformar una organización que defendía los ideales del Tercer Reich (¿Y la libertad de expresión y la libertad ideológica donde se quedan?).
Según el fiscal, dicha asociación, cuyos miembros debían vestir un uniforme inspirado en el de las juventudes de las SS (¿Ein? ¿como? ¿estará el fiscal afectado por la última avalancha de películas sobre "nazis malvados" que nos han traido desde hollywood?), constaba de una organización exterior formada por militantes y simpatizantes y otra interior, llamada Hermandad Aria 'La Orden', cuyo objetivo era "liderar una resistencia activa -incluso armada si fuera necesario-" (cuento Disney) para instaurar el nacionalsocialismo en el mundo (madre mía que de mentiras y manipulaciones).
Antes del inicio del juicio, el ministerio público ha tenido que modificar sus conclusiones para suprimir los párrafos en los que acusaba a los procesados de cuestionar la existencia del Holocausto, de acuerdo con la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) que en 2007 declaró que el negacionismo del genocidio nazi no es delito. (Victoria conseguida por D. Pedro Varela donde la libertad de expresión se impuo frente a los intereses sionistas por condenarla)
Coincidiendo con el inicio de este juicio, varias asociaciones de derechos humanos (Asociaciones sionistas mundiales que lo único que buscan es que no se les acabe el chollo de vivir del cuento) han promovido un manifiesto en el que piden que se penalice de nuevo el negacionismo, entre ellas SOS Racismo y Amical de Mauthausen, que ejercen la acusación popular en el caso junto a la Comunidad Israelí de Barcelona. Precisamente, Oscar P., el único acusado que ha declarado en la primera sesión del juicio, se ha negado a contestar al letrado que representa a SOS y Amical de Mauthausen, porque Enric Marco, que fue presidente de esta asociación de víctimas del nazismo falseó durante 30 años su biografía como prisionero de un campo de concentración, mentira que se descubrió en 2005. (Una de las muchas mentiras de las que estos coletivos viven y sacan dinero).
En su declaración, el librero no ha tenido reparos en reconocerse nacionalsocialista -"no nazi", ha corregido a una letrada-, pero ha afirmado que la organización CEI, de la que fue delegado en Cataluña, no tenía ninguna finalidad política y que incluso se creó con el objetivo de "combatir la xenofobia, la discriminación y los movimientos skins". El procesado, al que se incautaron centenares de libros y revistas que justifican el Holocausto y fomentan el odio racial, usaba para organizarse un calendario propio que marcaba como año O el del nacimiento de Hitler, hecho al que ha restado importancia por tratarse de "una cuestión semántica y folclórica".

El acusado Oscar P.G. –el único que declaró ayer durante la primera sesión del juicio, en la Audiencia de Barcelona– reconoció su interés "filosófico" por esta ideología, pero negó tajantemente ser "nazi". Su voluntad, dijo, siempre ha sido la de "hacer un análisis social, histórico y político de la Europa de los años treinta".Para Oscar P., CEI era una asociación cultural cuyo objetivo era el estudio de los pueblos y las razas europeas y, en especial, la trayectoria de los dirigentes del Tercer Reich, aunque únicamente desde un punto de vista histórico y filosófico y con una finalidad intelectual.
Respecto a 'La Orden', el procesado ha explicado que se trataba de una asociación de carácter místico y religioso basada en las leyes de la caballería indoeuropea a la que él nunca llegó a pertenecer, y que el documento incautado en el que supuestamente la organización justificaba la lucha armada para instaurar el nacionalsocialismo lo compró en una tienda de segunda mano.
El procesado, que ha desvinculado su librería del CEI, mantiene que las obras que vendía en su negocio trataban de distintos temas de filosofía, política o cultura, pero que él no conocía el contenido de todos los volúmenes y confiaba en su legalidad porque tenían el sello del "ISBN".
En la primera jornada del juicio, que proseguirá mañana, una de las defensas ha conseguido que el tribunal haya aceptado como prueba documental una cinta de VHS subvencionada por la Generalitat con la película "El nacimiento de una nación" de David W. Griffith, un clásico del cine americano con el que el letrado pretende demostrar que también la administración ha apoyado la difusión de un filme al que se atribuye un discurso racista.

Cuatro neonazis en el banquillo por difundir el negacionismo.
La Audiencia de Barcelona empezará a juzgar hoy a cuatro personas acusadas de vender y distribuir de manera masiva toda clase publicaciones en las que se niega el Holocausto judío, se propugna la reinstauración de los regímenes totalitarios y la eliminación de diversos grupos raciales (Os engañan de una manera que ni os creeis).
El fiscal les acusa de un delito continuado de ideas genocidas, un delito de asociación ilícita (ellos estan ilegales y los latin kings son legales y con subvención de la Generalitat, para mear y no echar gota) y otro delito contra el ejercicio de los derechos fundamentales (¿qué derechos fundamentales? ¿los que en el poceso judicial se viene vulnerando en los acusados?) y solicita penas que suman entre cinco y ocho años de cárcel (como si fueran criminales, como si hubieran matado o violado o traficado con drogas, vaya asco de justicia la nuestra o la vuestra mejor dicho).

La tesis de la fiscalía es que los acusados utilizaban como base la librería Kalki, situada en el número 11 de la calle de Argenter de Barcelona, así como un apartado de correos y una dirección electrónica. El local fue registrado en 2004 por los Mossos d'Esquadra, que se incautaron de centenares de publicaciones neonazis. Los acusados son Óscar P., administrador de la librería Kalki; Juan Antonio L., administrador de la sociedad Ediciones Nueva República SL, ubicada en Molins de Rei y desde la que se componían y se distribuían las obras, y Carlos G., colaborador habitual de algunas publicaciones.

El grupo actuaba en torno a la asociación Círculo de Estudios Indoeuropeos (CEI) y de la llamada sección espiritual denominada La Orden, ya disueltas, cuyo presidente era Ramon B., para quien el fiscal solicita la condena más elevada.
Otro juicio farsa del aparato represivo judicial del Estado español. Esta es la verdadera cara de la justicia española, la de vulnerar los derechos fundamentales que todo español posee y que vienen registrados desde hace 30 años en la Constitución española.
La otra cara la dan las asociaciones personadas: la verdadera cara asquerosa, sucia y parasitaria del sionismo mundial.
Pero claro estos son "nazis malvados come niños" y por tanto no tienen derecho a nada ni se les reconoce nada.
Da pena que en los tiempos que corren juicios como estos se den todavía. Desde los procesos de Nuremberg hacia que no se veia algo tan grotesco y manipulado, si los datos no me fallan.
Hay que seguir luchando y plantando cara a estos desgraciados, por la verdad y contra el negocio de unas pocas sabandijas.

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