JOAQUIN BOCHACAOCCIDENTE Y LA CRISTIANDAD
Una visión política del factor Cristianismo
186 págs., 19,5x13 cms., Portada color plastficada con solapas.
P.V.P.: 19 €
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Este es un libro con afirmaciones contundentes en cada página. No puede ser juzgado cabalmente por lo que diga en una o en otra. Se requiere capturar el conjunto para llegar a percibir los profundos y documentados mensajes del autor.
Joaquín Bochaca busca la fuerza real de la tradición cristiana en los tiempos presentes. En Asia y Africa el Cristianismo se está fundiendo tan rápidamente como el roció bajo el sol matutino, afirma.
En Europa la situación es también preocupante. Y se pregunta: “¿Cuántos europeos adultos creen hoy, realmente, que Jesús fue, nada menos que Dios hecho carne?” Según estadísticas, sólo un 12%. Las consecuencias son “sombrías y espantosas” afirma el autor.
Sin embargo, el mal es ya perceptible y muchos cristianos insisten en que si todos los pueblos de Occidente todavía fueran en verdad cristianos, “no nos encontraríamos en la apurada situación en que nos encontramos ahora.”
El siguiente paso es investigar con qué medidas se puede afrontar esta crisis espiritual.
El autor señala que no es válido culpar a otros y eludir la responsabilidad propia. Especifica que no hay necesidad de mencionar ninguna astuta conspiración de judíos o francomasones. Ellos han estado en su papel. Son los cristianos los que han vendido fallando, ya sea por ceguera o por ignorancia.
El problema no es lo que el adversario ha hecho, sino por qué se le ha permitido que lo venga y lo siga haciendo.
Adam Weisshaupt, el fundador de la conspiración de los Iluminados era astuto, capaz de enrolar a algunos reyes y príncipes de Europa para destruir la Cristiandad, pero sus logros sólo fueron posibles mediante la debilidad por parte de sus víctimas.
Los Enciclopedistas destruyeron la fe de muchos porque éstos eran hombres de poca fe. De igual manera Rousseau substituyó el credo a Dios con las supercherías de la democracia. ¿Cómo Francia se dejó arrastrar al cataclismo de la Revolución, incluso con numerosos sacerdotes, si no fue por el debilitamiento de la Francia católica?
Otro fenómeno semejante fue el avance del Liberalismo como una religión sucedánea, suplantando gradualmente al cristianismo, hasta llegar a ser –junto con la democracia- la infraestructura de Dominio Mundial en manos de la ONU.
Bochaca abarca todos, o casi todos, los problemas actuales. Señala el absurdo de la beligerancia que se le está dando al Antiguo Testamento, mitad historia y mitad novela del pueblo judío, con relatos obscenos que harían ruborizar –dice- a un orangután. “Best seller”, a pesar de que Santo Tomás de Aquino definió la primacía del Nuevo Testamento por tener como autor a Cristo, el Hijo de Dios.
Este libro también habla de la licitud de que la Religión intervenga en política. Debe hacerlo un Cristianismo Renovado. ¿Por qué no?
¿Acaso la política no está interviniendo en el área religiosa con su dogma “científico” de que la vida humana y las galaxias surgieron por azar, de tal manera que no existe un Creador?
En cuando a un posible plan de salvación de las almas “en estos tiempos terminales”, no se ve a primera vista, pero la experiencia de la iglesia en situaciones caóticas es rica y siempre ha logrado superar las crisis padecidas, dice Bochaca.
Respeto a los pueblos aborígenes, que presuntamente sólo se cristianizaron superficialmente por la fuerza de los arcabuces que traía el conquistador Cortés, hay una experiencia en contrario: cuando el director Plutarco Elías Calles quiso acabar con el culto católico en México, para lo cual contaba con el apoyo de los Estados Unidos, surgió un movimiento Cristero que luchó de 1926 a 1929 hasta que Elías Calles se vio forzado a congelar sus leyes y tolerar que el culto se reanudara.
En una tercera dimensión la Fe tiene una fuerza capaz de restaurarse a sí misma.
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