Ante el inminente revolcón que el pleno de la Audiencia Nacional iba a dar a la actuación propagandística de Garzón, el juez ha buscado la pirueta judicial para salir del embolado, inhibiéndose a los juzgados ordinarios. Pero la soberbia de este ministro frustrado, llega al extremo de recomendar la derogación de la ley de amnistía de 1977 para que se puedan juzgar sin trabas los crímenes del franquismo. Estará de coña, porque la principal consecuencia de su petición sería que se podría sentar en el banquillo a Carrillo, único responsable de crímenes contra la humanidad que sigue vivo hoy en España. Aunque los medios se han fijado más en el hecho de que a sabiendas de la muerte de Franco y por tanto de su incompetencia, Garzón iniciase la causa, esta reflexión, también viene a corroborar el desvergonzado uso que Garzón ha hecho de la función jurisdiccional para perseguir fines políticos y personales.
La decisión de Garzón ha indignado a las asociaciones marxistas y comunistas que dominan el cotarro de la memoria histérica. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) considera “decepcionante” la decisión de Baltasar Garzón de inhibirse a la vez que pide más pasta para su labor de propaganda acudiendo a lacrimógenos argumentos de telenovela barata, “la pelota ahora está en el tejado del Gobierno, que no puede consentir que haya familias caminando por las cunetas y los montes buscando a sus seres queridos sin ayuda del Estado”. La Asociación ‘Archivo Guerra y Exilio’ (AGE), lamentó la decisión, porque considera que los juzgados territoriales “no van a hacer nada” porque “ya se les ha reclamado muchas veces que estén en las exhumaciones y no acuden porque no quieren acudir”. ¿No será por qué con la ley en la mano, -no con el manual de propaganda-, no deben acudir?
A los emporios de comunicación de la izquierda, que tanto habían apoyado al juez ajustador de cuentas, les ha pillado a contrapíe la espantada de Garzón. El País quiere quitar hierro al absurdo de la competencia/incompetencia de birlibirloque de Garzón y dice que el juez “reparte la causa contra el franquismo”.La Vanguardia considera que Garzón ha dado “marcha atrás”, mientras que Público titula: “Garzón no puede con Franco”.
De risa ha sido, que mientras Garzón se quitaba del medio, después de montar el circo mediático, la Bardem junto a Saramago, Juan Goytisolo, Ernesto Sabato, José Luis Sampedro, -ya saben esos intelectuales tan firmemente comprometidos con los derechos humanos, especialmente en Cuba, la antigua URSS, China, Corea del Norte, o en su día en Camboya- anduviesen enredando para presentar un manifiesto de apoyo al juez. Por cierto, el hermano de Pilar Bardem, el director de cine Juan Antonio, autor de obras maestras del cine español como “Muerte de un ciclista” o “Calle Mayor”, en las que había una fuerte carga de denuncia social, también era comunista, filiación pública y notoria cuando allá por 1951 debutó en esto del cine, sin que la terrible represión franquista de la época le impidiese trabajar, algo de lo que por ejemplo, Pilar Bardem, no podría decir de algún que otro cineasta falangista que en plena democracia –paradojas de la vida- fue impensable que tuviera hueco alguno para trabajar, precisamente debido a su filiación política.
La decisión de Garzón ha indignado a las asociaciones marxistas y comunistas que dominan el cotarro de la memoria histérica. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) considera “decepcionante” la decisión de Baltasar Garzón de inhibirse a la vez que pide más pasta para su labor de propaganda acudiendo a lacrimógenos argumentos de telenovela barata, “la pelota ahora está en el tejado del Gobierno, que no puede consentir que haya familias caminando por las cunetas y los montes buscando a sus seres queridos sin ayuda del Estado”. La Asociación ‘Archivo Guerra y Exilio’ (AGE), lamentó la decisión, porque considera que los juzgados territoriales “no van a hacer nada” porque “ya se les ha reclamado muchas veces que estén en las exhumaciones y no acuden porque no quieren acudir”. ¿No será por qué con la ley en la mano, -no con el manual de propaganda-, no deben acudir?
A los emporios de comunicación de la izquierda, que tanto habían apoyado al juez ajustador de cuentas, les ha pillado a contrapíe la espantada de Garzón. El País quiere quitar hierro al absurdo de la competencia/incompetencia de birlibirloque de Garzón y dice que el juez “reparte la causa contra el franquismo”.La Vanguardia considera que Garzón ha dado “marcha atrás”, mientras que Público titula: “Garzón no puede con Franco”.
De risa ha sido, que mientras Garzón se quitaba del medio, después de montar el circo mediático, la Bardem junto a Saramago, Juan Goytisolo, Ernesto Sabato, José Luis Sampedro, -ya saben esos intelectuales tan firmemente comprometidos con los derechos humanos, especialmente en Cuba, la antigua URSS, China, Corea del Norte, o en su día en Camboya- anduviesen enredando para presentar un manifiesto de apoyo al juez. Por cierto, el hermano de Pilar Bardem, el director de cine Juan Antonio, autor de obras maestras del cine español como “Muerte de un ciclista” o “Calle Mayor”, en las que había una fuerte carga de denuncia social, también era comunista, filiación pública y notoria cuando allá por 1951 debutó en esto del cine, sin que la terrible represión franquista de la época le impidiese trabajar, algo de lo que por ejemplo, Pilar Bardem, no podría decir de algún que otro cineasta falangista que en plena democracia –paradojas de la vida- fue impensable que tuviera hueco alguno para trabajar, precisamente debido a su filiación política.
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