Seamos escolásticos, Rafael. O sea, lo primero que hay que averiguar, antes de pasar a mayores, es si el señor Soria es cuerpo o es ciudad. Como se puede comprobar que no es ciudad, pues carece de estación de tren, veamos si es cuerpo físico o astral, lo que se puede distinguir por la barba: ¿Se la corta? ¿Le crece? Porque los ectoplasmas no suelen.
Estamos frente a un cuerpo físico, sin duda, pero ¿qué es un señor, en este caso un señor Soria? ¿Se mueve sólo y en alguna dirección prevista por él? O sea, ¿el cuerpo Soria va adonde quiere o adonde tiene que ir por imperativo legal? ¿Ofrece, al menos, resistencia? ¿Sabe todo lo que dice o dice todo lo que sabe? ¿Caso de ser parte de los grandes primates, sabría saltar de rama en rama a la ver que hacer ¡hiii! con la parte baja del gaznate? Seres que se mueven hay muchos, como el escorpión, que pica porque tiene el instinto de picar; el loro, que habla porque tiene el prurito de imitar; el mulo, que ni es burro ni es caballo, pero cocea y pide la cebadera; o el humano sapiens sapiens, que va a la luna pero no sabe bajar hasta el alma y ver lo que hay en ella.
En este caso estamos rozando ya el viejo Problema de los Universales y quizá nos convenga usar el viejo utensilio del nominalista Ockam, el cortaplumas. El cuerpo Soria, a la luz del relativismo marxista y einsteniano, ¿es siempre el mismo o depende del observador? Porque si el cuerpo Soria cambia con arreglo a quien le contempla y a la velocidad con que se desplaza, podemos afirmar que hay tantos cuerpos Soria como espectadores existan.
Si estuviera callado y privado del movimiento, claro es, no habría espectadores pero, en ese caso, ¿qué necesidad tendría el universo de un cuerpo Soria ocupando una poltrona? ¿Cómo se permitiría la Naturaleza -en la que creen los socialistas como diosa- haber creado algo inútil y sin dirección definida?
¿Puede abarcarse el cuerpo del señor Soria de una sola percepción y conocer, por misterio de la mente, qué cosa es y a qué orden pertenece? ¿Acaso existe el orden de ministros como algo ajeno al orden de los mamíferos de toda la vida? De otro modo, ¿hay alguna esencia que destaque al aprehender la naturaleza del ente Soria?
La hay: que el cuerpo desde el que malmete es suyo, lo que significa: A) que lo ha comprado y lo sustenta; o B) que lo ha fabricado por su cuenta y lo sustenta; o C), que lo ha recibido por herencia, ya tal cual, ya comprimido en un archivo de la clase "Doble Hélice."
Amparado por cualquiera de estas tres experiencias, el Cuerpo Soria supone que todos los demás propietarios de cuerpo, conscientes de serlo, deben pertenecer al orden de la socialistas. Y eso es mucho suponer, porque, a la luz del ya citado cortaplumas de Ockam, la solución más sencilla es la más probable, y, a la vista está, el ente Soria no puede ser y no ser a la vez...
Y así, Rafael, hasta el infinito, siempre razonando con más exactitud que los rojos públicos, partiendo del sofisma de que el señor Soria no puede ser, a la vez, ni señor, ni ministro, ni socialista, ni dueño de cuerpos y ocupar el mismo lugar en el espacio, o, al menos, no puede ser unidad, o sea, un ser completo y no rebajado por la multiplicidad disforme, lo que significaría que tendría una sola substancia, sí, pero cuatro formas malamente combinadas.
Quizá termine esta cosa, que he empezado directamente en el contestador de Yahoo, y la pase por la batidora de Internet, para que la gente se entere de lo útiles que pueden ser los grandes sesos.
Arturo Robsy.
Extraído de la web http://www.patriotas.es/LTDE/modules.php?name=News&file=article&sid=1520
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